Theobroma Cacao

Cacao, esclavos y tierra constituida la trilogía de la riqueza en la antigua provincia de Venezuela, que luego en 1777 seria la Capitanía General, convirtiéndose antes de la guerra de independencia en el principal productor de cacao del mundo. En 1775, tras conocer sus propiedades únicas, Carl von Linneo dio al árbol del cacao el nombre del Theobroma cacao, que en griego significa “alimentó de los dioses”. Los árboles de cacao son pequeños. Crecen a la sombra de otro más grande en zonas tropicales, boscosas, bajas y lluviosas, de la cuenca amazónica. Hoy se conocen como treinta especies. La Theobroma cacao linneaus, la fuente del chocolate, es la especie predominantemente cultivada del genero y actualmente crece a través de las regiones tropicales del sur de México, Centro, norte de Suramérica, África y Así (entre latitudes 18ª N y 15ª S). Aún no sabemos mucho acerca de sus orígenes aunque la biología molecular esta dando nuevas luces que apuntan a resolver las controversias sobre su origen y domesticación. El genero Theobroma parece remontarse a varios millones de años atrás y la especie Theobroma Cacao tiene una antigüedad aproximada entre 4 y 10 mil años, siendo probable que su estirpe sea un producto hecho por seres humanos que hibridizaron dos especies arcaicas, Theobroma pentágona y Theobroma leiocarpa. En Venezuela, específicamente, no existen hallazgos arqueológicos que permitan datar la existencia del Cacao en tiempos prehispánicos, sin embargo hay estudios que sugieren que en el periodo cuaternario existían, en las regiones del sur del lago de Maracaibo y en la de Paria, así como en las zonas del Delta del Orinoco y la del Amazonas, focos de plantas de cacao de las cuales podrían haberse derivado los árboles que fueron objeto de cultivo miles de años mas tarde.
Versiones sobre el origen
Aunque se ha postulado a Centroamérica como el primer lugar de domesticación y cultivo, se propuso que el mas `probable centro de origen del cacao es la región de las cuencas del Orinoco y el Amazonas, en los valles de sus ríos tributarios. Hay dos hipótesis relativas al origen y distribución de esta planta: un origen suramericano y un origen simultáneo suramericano y centroamericano evolucionando independientes, separados por el istmo de Panamá. La que mayor apoyo tiene, de tipo paleobotánico y fitogenético, es la primera; ésta también explica que la amplia difusión del cacao por el resto del continente se llevó a cabo por el ser humano, los animales y ciertos factores meteorológicos, tales como los vientos. Los resultados de estudios genéticos moleculares de Juan Carlos Motamayor, combinados con la evidencia presentada anteriormente, apoyan de forma fehaciente que el cacao se origino en Suramérica y su cultivo fue posteriormente introducido por indígenas migrantes en Centroamérica y México. Se propuso que el área entre los ríos Caquetá, Napo y Putumayo (Alto Amazonas, cerca de los límites entre Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela) era el centro de la diversidad para las especies y posiblemente desde allí fue propagada a otras partes. Desde el Alto Amazonas, ocurrió la dispersión del cacao en tres direcciones, la más importante hacia el norte (Centroamérica y sur de México), otra hacia el oeste (Perú, Ecuador y Colombia) y última, un poco mas al este (Cuenca del Orinoco y bajo Amazonas, Venezuela, Brasil, Guayanas y Trinidad).
El árbol del cacao fue descrito por el comerciante florentino Galeotto Cey, quien vivió en la provincia de Venezuela entre los años 1544 y 1553, y lego un relato lleno de pormenores de su estancia en nuestro suelo llamado: Viaje y descripción de las indias, documento de obligada consulta para muchos historiadores debido a su descripción detallada de la vida cotidiana, fauna y flora de esos días, como aquella primera descripción que se conoce de la planta del cacao: “Un árbol que nace silvestre en los bosques, crece muy alto y tiene la corteza sutil y pulida, con pocas ramas y bajo ellas, en el tronco del tallo, echa su fruto, que son ciertas vainas largas como de un palmo, entre verdes y blancas, de grosor como de un buen pepino. Dentro tienen ciertos granillos como garbanzos, pero chatos. La concha de dicha vaina es del grosor de un dedo o más. Cómense dichas semillas que son un poco amargas, pero de resto buenas y sanas, y dicen que ayudan contra cualquier veneno. Los indios de Temistitlan, que nosotros llamamos Nueva España, se sirven de el como moneda y lo comen y beben”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario